Algunas de mis cosas favoritas en este mundo: el olor de pan recién hecho, pan de molde fresco untado con mantequilla de sal con una taza de té y Nigella Lawson. Todos están combinados en esta receta de Nigella, cogido de su libro “Cook, Eat, Repeat”. Ella es una famosa cocinera que escribe con pasión sobre la comida que le inspira, bueno, que inspira a ponerse a cocinar o, por lo menos, a asaltar el frigorífico. Por ejemplo, uno de los capítulos del libro está dedicado a la anchoa y comparte varias recetas ricas. Las ocho páginas de texto precedentes a las recetas están dedicadas a expresar su amor por el pequeño pescado. ¡Ocho! Leer sus libros sobre cocinar y comida es de lo más emocionante. Habla mucho sobre cómo debemos disfrutar de la comida y de que no hay nada que sea un “guilty pleasure” sí es valorado, apreciado y el consumidor es agradecido.
La receta de abajo es un pan de molde tierno y rico. Como en todos partes, en Gran Bretaña se consume mucho pan cada año. Aunque hoy en día existen otras clases de pan, el de molde sigue siendo el más popular: una rodaja para desayunar tostada con mantequilla y mermelada, o dos para hacer sándwiches para llevar al trabajo o al colegio. Otra curiosidad de esta receta es que está incluido “spoilt milk” en la lista de ingredientes original. En los supermercados de Gran Bretaña sólo hay leche fresca, porque no hay costumbre de utilizar leche de larga duración. “Spoilt milk” significa leche fresca que se ha echado a perder, así que es una manera de que no se desperdicie. En la receta abajo lo he sustituido por leche con un poco de zumo de limón.
Este “loaf” es blando, suave al paladar, tierno, esponjoso y ligero como la niebla. Nigella tiene su manera única de aprovecharlo. Coge una rodaja, lo tuesta bien, unta la mantequilla cuando está caliente para que se derrita, y luego, cuando se ha enfriado, pone otra capa de mantequilla. Excesivo, pero sin disculpa, ni vergüenza.
Vas a necesitar....
500g de harina de fuerza
1 sobre / 7g de levadura
2 cucharaditas de azúcar
2 cucharaditas de sal fino
125 ml de leche (con 2 cucharaditas de zumo de limón)
150ml de agua templada
100ml de agua caliente
45g de mantequilla blanda
Aceite de girasol/vegetal
Mezcla la harina, la levadura, el azúcar y la sal en un recipiente grande
Pon la leche y el agua en una jarra. Añade la mantequilla (no importa si no se derrite totalmente).
Vierte los ingredientes empapados con los ingredientes secos y mézclalos con las manos hasta que se forme una masa homogénea. Cubre el bol con un trapo de cocina o papel plástico, o pon el bol dentro de una bolsa de plástico. Déjalo reposar durante 10 minutos.
Unta con aceite una encimera limpia. Vierte la masa del bol sobre la encimera y amasa el bollo durante 10 segundos. Vuelve a meterlo en el bol, cubrelo y deja que repose 10 minutos más. Repite dos veces más (amasa 3 veces en total) y luego déjala que se eleve en un lugar caliente durante una hora.
Pon la masa en la superficie una vez más y desgasarla ligeramente con los dedos hasta que tengas una masa de 2 cm de grosor y la misma longitud que el molde. Seguidamente, enrolla la masa firmemente formando una salchicha y dobla los laterales hacia el interior. Colócalo en un molde desgrasado con aceite o mantequilla. Déjalo fermentar una vez más durante una hora y media, hasta que doble su volumen.
Hornea a una temperatura de 80 grados con horno de convección durante 45 minutos. 5 minutos antes del final normalmente lo saco del molde y vuelvo a ponerlo en el horno para acabar la parte anterior. Está listo cuando suena hueco, cuando tamborilea.
Es difícil resistirse, pero dejarlo enfriar antes de cortarlo y probarlo. ¡Sírvelo con mucha mantequilla y sin vergüenza!
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